Medellin, algún mes del 2010
Mi Macorina:
Intentando encontrarte en incontables renglones, entre tantas palabras perdidas en la inmensidad del mar, del corazón y del alma de este osado cobarde, que hoy de nuevo se atrevió a ofender la literatura y a la poesía con palabras que brotan de su corazón alucinando. Lo único que he hallado son innumerables paginas de sentimientos, sensaciones y momentos, sin orden, sin métrica ni rima que están atravesados y unidos por la fuerte delicadeza de un hilo, de cabellos de oro, de cejas de carbón, cuerpo de diosa y de corazón de niña (tú).
Escudando lo impredecible y disimil de mis pensamientos en lineas anteriores y evocando el universo de bellas ideas que se acuartelaron en mi mente y tomaron de rehén a mi corazón, me dispongo a detallar tu ser desde mi ojos y con mis latidos. Tarea difícil a la que me encamino, tratar de encontrar las palabras exactas para definir tu cuerpo, esa cascara divina, musa inspiradora, de pintores, cantantes y compositores; Venus de Botticelli, adornado con cabellos de oro que te llevan de ser una fiera salvaje hasta dama elegante, resaltando tus cejas de carbón que enmarcan uno diáfanos y penetrantes ojos, sin perder la armonía ni la belleza, sigue tu boca, de labios finos y dulces que piden a gritos besos, pero no de los besos simples y secos de la hipocresía y el desamor, sino de los besos cargados, dulces y dicientes de un apasionado y arriesgado soñador, deslizándome por el camino de tu cuerpo llego al valle de tu pecho y a lado y lado del río que traza mi intrépida boca al pasar, encuentro un par de pequeñas montañas que se yerguen con sus cimas imponentes, a la espera de ser conquistadas por un un beso sin fin, abandono el río de mis ansias y tomo un camino beso a beso, sin dirección, pero sin regreso por la llanura de tu vientre, que corre paralelo a la sutileza de tu espalda, tan sensible y apasionada que solo con un aliento y sin necesidad de un beso puede causar el mas caliente de los escalofríos, y así sigo en mi andar, mordiendo un poco de ti, pero dejando cada vez mas de mi. Y sin darme cuenta he llegado al oasis de tu ombligo que considero es la más digna copa, aun para el mas fino y caro de los vinos.
Después de beber y saciarme en tu ombligo caigo a tus caderas, talladas con esfuerzo, biología y naturaleza y son la cúspide de los pilares de tus piernas que forman tu propio arco del triunfo, por donde pocos han tenido el placer de pasar, teniendo la sensación entre la fascinación de la realidad y la perfección del soñar. No podía terminar mi dulce camino sin mencionar a eso único e inamovible lunar que adorna y cuida cual guardián, el tesoro de tu cuerpo y quien solo sucumbe ante los labios de un amante discreto que se atreva a perderte el respeto.
Concluí sin haber comenzado, que es tu cuerpo escultura perfecta, obra maestra de la literatura universal, escrita en braille, que solo puede ser admirada y recordada apropiadamente, dejando atras los sentidos y poniendo el alma y el corazón en las manos.
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su firma
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