miércoles, 9 de abril de 2014

Usted y yo somos un lugar común

Lo que me mata tiene nombre y apellido, además me coge la mano  como nadie  ¿Y lo quiero?  Pues bueno de a ratos, pero esos ratos son los más felices de mi vida, se me olvida hasta la existencia de los domingos, yo a usted me lo sé de memoria y lo repaso diariamente,  con mis ojos cerrados, con mi boca, con mis manos, con cada célula. 
No quiero curarme de ti en unos días, quiero fumarte, beberte, pensarte, imaginarte, cogerte, morderte, ponerme encima y luego debajo. Es posible, yo no sigo a la moral de turno. Yo receto mi tiempo, mi abstinencia, mi soledad. ¿Te parece bien que te quiera más de una, dos o tres veces? No será mucho, ni muy poco, será suficiente. Así, podemos reunir todas las palabras que se han pronunciado sobre la tierra para prenderles fuego, calentarnos con ganas quemadas, y también silencios, porque las mejores palabras, están entre dos personas que no se dicen nada. Debemos quemar también, otro lenguaje lateral y subversivo  (tú sabes cómo te digo que te quiero conmigo) cuando escribo:   “qué frío hace”, cuando entre estas paredes, al lado de la gente, de mi propia presencia, te he dicho  “no puedo dormir”, (tú sabes que decía, te quiero aquí conmigo). Una semana más para reunir todas las ganas de tiempo. Para dártelas. Para que hagas con ellas lo que tú quieras, guárdalas, acarícialas, tíralas por la basura. No sirven, es cierto.  Somos lo más común entre los comunes y el resto del mundo es extraño. Somos típicos y claros entre nosotros. Somos justo lo que queremos. Te necesito para una provocación rápida, cómplice y simple. Te quiero, pero no como definición textualmente amorosa, te quiero para mí y eso es muy diferente. No quiero momentos para entender las cosas, porque si esto ya es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón, gloriosamente puedo acampar por el restos de días ahí.

Esta historia es bonita porque no tiene mucho sentido, por eso es tan complejo escribirte, por eso negocio con la razón la idea de tenerte, de vivirte, porque uno escribe de lo que no entiende y del amor en cualquier nivel de existencia nadie tiene idea absoluta. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentemos juntos

Maestria en el amor

Era el verano del 2016, cuando te acercaste a mi y si mucha introducción me pediste mi numero de celular. Tiempo después, cuando ya los beso...